¿Problemas con la comida?

Si están provocando miedos irracionales o angustia excesiva es necesario prestarles atención

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Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria afectan tanto a adolescentes como adultos. Si se tratan inmediatamente después del inicio del trastorno, el pronóstico es más favorable. Si no se tratan de manera adecuada, pueden convertirse en problemas crónicos que repercuten a nivel físico, cognitivo y emocional de manera reversible.

Diferentes tipos

Hay diferentes trastornos dentro de la conducta alimentaria:

La anorexia y la bulimia nerviosas comparten el exceso de preocupación por la forma y el tamaño del cuerpo. En ambos trastornos, existen factores que motivan las conductas de ayuno y/o las purgas, que son principalmente el temor a la gordura y las alteraciones en la imagen corporal. 

A través de la terapia cognitivo-conductual se modifican las creencias que mantienen el trastorno y se trabaja a nivel conductual en el establecimiento de pautas que reestructuren la conducta.

Anorexia

Tipo restrictivo: La persona no realiza habitualmente la conducta de atracarse o purgarse. Aparecen dietas muy restrictivas, ayunos prolongados y ejercicio físico intenso.

​Tipo purgativo: La persona realiza habitualmente la conducta de atracarse o purgarse.

Tratamiento anorexia

La rehabilitación nutricional es la meta del tratamiento. Sus objetivos consisten en restablecer el peso, normalizar patrones alimentarios, enseñar de manera adecuada señales de hambre y saciedad y reconducir los daños fisiológicos y psicológicos de la enfermedad. Hay que trabajar en motivar al paciente para instaurar patrones sanos de alimentación y llevar a cabo una educación nutricional. 

​Por otro lado, se trabaja todo el componente emocional y los rasgos de personalidad asociados inicio y al mantenimiento de la anorexia, como puede ser la autoexigencia, el perfeccionismo, la baja autoestima, etc.

Bulimia

Tipo purgante: La persona se provoca el vómito o utiliza en exceso los laxantes, los diuréticos o los enemas.

Tipo no purgante: La persona utiliza otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio excesivo.

Tratamiento bulimia

Parte del tratamiento se centra en la modificación de creencias respecto a la alimentación, y en la reestructuración de pensamientos y actitudes inadecuadas referentes a la comida. Por otro lado, se abordan los síntomas relacionados con el trastorno de la alimentación, como pueden ser los episodios de ingesta compulsiva, restricción alimentaria, ayunos, ejercicio excesivo, imagen corporal distorsionada, etc.

​El aumento de autoestima, autoconciencia y confianza personal es uno de los pilares del tratamiento. A través de la modificación de conductas y reestructuración cognitiva, conseguiremos aumentar la baja autoestima del paciente, siendo un factor importante del mantenimiento del trastorno alimenticio. 

Trastorno por atracón

Se caracteriza por atracones de comida recurrentes que indican una importante falta de control sobre la ingesta. Esta falta de control viene caracterizada por comer muy deprisa, comer grandes cantidades hasta sentirse desagradablemente lleno, comer sin hambre y suele llevar asociadas emociones de culpa o depresión después de llevar a cabo el atracón. Pueden llevar asociadas también conductas purgativas como en la bulimia (vómito, laxantes, etc.), pero no son una práctica habitual para contrarrestar los efectos de los atracones. 

Este tipo de trastorno está relacionado con los trastornos compulsivos, ya que hay pacientes que sienten el alivio de una tensión inespecífica cuando llevan a cabo el atracón. También existen pacientes en los cuales el atracón viene precedido por estado de ánimo disfórico, como depresión o ansiedad. Por otro lado, hay pacientes que no describen desencadenantes definidos, pero se pasan gran parte del día comiendo sin ningún tipo de patrón ni horario. En cualquiera de los casos, el atracón lleva asociadas emociones de insatisfacción y preocupación por los efectos a largo plazo que se pueden producir en el peso y en la imagen corporal.

La mayoría de las personas que sufren trastorno por atracón, presentan problemas de obesidad y se han sometido a numerosas dietas a lo largo de su vida. Suelen sentirse desesperados por la incapacidad de controlar la ingesta de comida y algunos desisten en su intento de perder peso tras numerosos fracasos. Además, el trastorno interfiere en sus relaciones sociales, su vida laboral y disminuye el nivel de autoestima.

Tratamiento por atracón

Se centra en un primer momento, en cambiar los atracones por hábitos más saludables. A través de diferentes técnicas conductuales se va modificando la conducta del paciente, consiguiendo aumentar la motivación, reestablecer el control sobre la alimentación y educar al paciente tanto en nuevos hábitos como en el conocimiento del trastorno y sus efectos. 

​Para fortalecer y mantener estos nuevos hábitos es necesaria la modificación de las creencias que mantienen el trastorno. Aprenden a gestionar sus emociones sin recurrir a la comida de manera compulsiva ni a la conducta purgativa, aumentan su autoestima y reducen su preocupación por todo lo relacionado con la comida. 

​Además, se elabora un programa de prevención de recaídas donde se trabaja en el mantenimiento de los cambios y se programan sesiones de seguimiento. 

El objetivo del tratamiento del trastorno por atracón es disminuir la frecuencia de los atracones y/o disminuir la cantidad de alimentos ingeridos en cada atracón. En el tratamiento del trastorno por atracón, se enseña al paciente cuales son factores implicados en mantenimiento del trastorno y los atracones. Se hacen frente a los mecanismos que los mantienen, como pueden ser la preocupación y sobrevaloración de la figura, el estado de ánimo, el impacto de los estímulos emocionales en la persona, etc.

​Se utilizan, igual que en el resto de los trastornos alimentarios, técnicas tanto cognitivas como conductuales, y se lleva a cabo una programación de seguimiento en el futuro, para el mantenimiento de los cambios y la disminuir el riesgo de recaídas.